viernes, 8 de enero de 2010

Amores de barra

Hoy abriré de nuevo mi bar, y volveré a ser testigo, una vez más. Casi siempre soy invisible, y silencioso me guardo tus secretos. Aquí están todos, cada riña, cada abrazo, cada beso, cada golpe, cada lágrima. Soy testigo con permiso. Historias anónimas que nadie dice y yo sólo veo, y que en cierto modo forman la mía propia. Bebamos esta noche por cada uno de esos instantes fugaces, y por los besos dados en la barra de un bar. Los más bonitos que he dado nunca.